CCOO del Hábitat | 23 abril 2024.

22 de abril, El Día de la Tierra ¿Qué mundo queremos después del COVID-19?

    CCOO de Construcción y Servicios quiere recordar en el Día de la Tierra, que más que nunca necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta

    21/04/2020.
    22 de abril, El Día de la Tierra ¿Qué mundo queremos después del COVID-19?

    22 de abril, El Día de la Tierra ¿Qué mundo queremos después del COVID-19?

    La crisis del coronavirus ha causado mucho sufrimiento e incertidumbre, pero sus consecuencias nos ofrecen la oportunidad de romper con los viejos hábitos y construir una economía circular, sostenible y altamente competitiva.

    El Día de la Tierra marca cada año la conmemoración del aniversario del nacimiento, en 1970, del movimiento medio ambiental tal como lo conocemos hoy en día. Se celebró por primera vez el 22 de abril 1970, cuando el senador americano Gaylord Nelson animó a los estudiantes para que desarrollasen proyectos de sensibilización medio ambiental en sus comunidades. Además propuso la primera protesta de medio ambiente más importante de Estados Unidos para movilizar a los políticos y forzarlos a que incluyeran la problemática del medio ambiente en la agenda nacional. A partir de 1990, el Día de la Tierra se convirtió en un evento mundial, ya que movilizó a 200 millones de personas en 141 países y jugó un papel fundamental para elevar las cuestiones medioambientales a una escala global.

    En estos momentos los países están adoptando medidas drásticas para limitar los efectos del Covid-19 en la salud y en la economía. La principal prioridad es que todo esto afecte lo menos posible a la salud de la ciudadanía y se garantice la mejor prestación de los servicios sanitarios a los afectados, mientras se mantiene el bienestar de las personas, además del empleo y los medios de subsistencia. Si bien la atención continúa enfocándose en los aspectos sanitarios del brote de COVID-19, debemos comenzar a prepararnos para reconstruir la economía e introducir los planes de recuperación necesarios para traer un progreso renovado y sostenible a los ciudadanos. La crisis actual pone de manifiesto por qué también necesitamos que la transición sea justa y ofrezca nuevas oportunidades y apoyo a los más afectados.

    Pero, ¿qué teníamos antes del COVID-19? Una economía lineal y con una alta dependencia de los combustibles fósiles que lucha por aumentar las tasas de empleo y la calidad de vida, al tiempo que agota los recursos naturales.

    ¿Es esto realmente lo que queremos recuperar? Deberíamos apuntar a un crecimiento cualitativo basado en una economía circular, sostenible y altamente competitiva que genere empleo, bienestar y permita una resiliencia y una sostenibilidad en los modos de negocio y producción, mejorando el bienestar de la gente y sin dejar a nadie atrás.

    En lugar de utilizar los paquetes de estímulo para respaldar 'los negocios como de costumbre', e invirtiendo en activos que pronto quedarán varados, deberíamos reconstruir nuestra economía e introducir planes de recuperación renovados y sostenibles que ayuden a mejorar y progresar.

    Por ello, en Europa ya se han dado los pasos para que el Pacto Verde Europeo sea el punto focal para la recuperación económica, integrando la transición verde y la transformación digital como marco de trabajo del “Plan Integral de Recuperación de la UE”. Este modelo es esencial para definir con precisión los objetivos de desarrollo económico, mejorando el medio ambiente y la cohesión social, mediante el impulso de un activo diálogo que contribuya a que empresas y trabajadores anticipen el cambio y lo gestionen con éxito.

    El impacto visible en el medio ambiente que ha dejado el virus, ya sea a través de la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, no es más que temporal, ya que se debe a la desaceleración económica. Fomentar una nueva cultura en la sociedad pasa por la actuación de un nuevo modelo económico sostenible, inclusivo, competitivo y resiliente, que proteja el medio ambiente, conserve la biodiversidad y garantice el bienestar a largo plazo de nuestras sociedades.